La humedad y las filtraciones indeseadas son unas de las principales preocupaciones de los constructores que aplican distintos procedimientos para evitarlas. En las construcciones de los muros de ladrillos comunes de otros tiempos se realizaba una capa de brea caliente en dos o tres líneas bajas de los muros para que la humedad de la tierra no subiera por las paredes. La llegada de los materiales hidrófugos permitió que a las mezclas de cemento utilizadas para ligar ladrillos o para revoque de muros incorporaran repelentes de humedad.
Las pinturas de muros con fibras de vidrio o las elásticas con diluyentes derivados del petróleo o con agua permiten impermeabilizar de forma efectiva las paredes en contacto con el exterior. Las membranas asfálticas de tres o cuatro capas donde participa el plástico, el aluminio y la brea son las más efectivas por ser flotantes y no estar ligadas a los techos que muchas veces pueden dilatarse o contraerse provocando fisuras en sus estructuras por donde pueden penetrar las filtraciones. Estas membranas plásticas se aplican por medio de sopletes que funden la brea ligando los paños de manera perfecta.
Las pinturas con distintos componente que repelen la humedad se aplican por medio de pistolas de aire, con pinceles o con rodillos en dos o tres capas cruzadas para que no queden superficies sin cubrir. A estas aplicaciones hay que renovarlas cada año para que su efectividad no se pierda. Hay techados donde lo ideal son las membranas y en otros es más conveniente la aplicación de pinturas, estas posibilidades tienen que ser consultadas con el experto en impermeabilizaciones que indicara cual es el procedimiento adecuado.