El acero es uno de los metales compuestos que mejor resultado y rendimiento tiene. El hierro con el agregado de carbono forman aceros de distintas durezas según el porcentaje de los materiales y tratamiento de fundido. En la actualidad las vajillas de cocina de acero inoxidable han desplazados a las de cobre o de fundición tradicionales por su alta calidad, solidez y fácil limpieza. El acero se mantiene inalterable y es incorruptible, no se mancha y trasmite el calor de forma pareja. Hay vajillas que tienen compuestos de tres capas, en su base inferior y la interior del recipiente de acero y la intermedia es una chapa gruesa de cobre que aumenta la temperatura del fuego de la hornalla difundiéndola mejor.
El acero también se utiliza en quirófanos o donde se necesita mucha higiene y asepsia. Los muebles de cocina, las mesadas y muchos otros elementos tienen al acero como material principal e irremplazable. El porcentaje de hierro y carbono para la conformación del acero está entre el 0,03 % y el 1,075 %. Se desconoce la fecha exacta del descubrimiento del hierro pero hallazgos arqueológicos en Egipto demostraron que este metal era utilizado 3.000 años A.C.
Algunos de los primeros hierros acerados se encontraron en África y son de 1.400 años A.C. Los aceros templados o los aceros de crisol se iniciaron en el siglo IX y en el siglo X y los países que lograban obtener aceros de calidad mantenían el secreto de la forma como habían llegado a al objetivo de forjar armas de mejor resistencia y mucho filo.