Los médicos – cualquiera sea su especialidad- tienen una percepción psicológica especial que le permite lograr un conocimiento integral del paciente y de su entorno familiar, que en muchos casos son elementos vitales para la rápida recuperación del enfermo. “La mejor medicina para el cuerpo es la tranquilidad del alma”. Esta afirmación es una de las premisas de los médicos que no solo curan el cuerpo sino que también fortifican el espíritu del convaleciente animándolo para que supere ese momento de trastorno orgánico o físico.
Las enfermedades tiene distintos orígenes y estas dolencias se agravan si el paciente tiene el espíritu debilitado y su entorno no colabora para que supere ese momento delicado. Animar al enfermo brindándole apoyo espiritual es en muchos casos más importante que otras ayudas. El médico sabe perfectamente cómo tratar a los pacientes y sus dolencias con los medicamentos y tratamientos adecuados y al mismo tiempo fortificando sus espíritus.
El estado de ánimo depresivo hace que las recuperaciones de las dolencias se dilaten más tiempo que el normal, mientras que el entusiasmo y las ganas de vivir hacen milagros sorprendentes en los pacientes optimistas y parte de ese optimismo es la comunicación y la atención integral del médico que apuntala la voluntad del paciente. La psicología médica no es una práctica nueva, desde los inicios la medicina es una atención dual donde el cuerpo y el alma deben ser atendidos de la misma forma. El cuerpo sana más rápidamente sus dolencias o heridas si está sustentado anímicamente por el médico y su entorno familiar que le brindan atención y apoyo es los momentos más difíciles.
