Los primeros escritos y dibujos de la historia de la humanidad se realizaban sobre piedras esculpiéndolas, sobre cortezas de troncos de madera, o en cueros curtidos. La llegada el papel compuesto por fibras de madera y algodón permitió a los escribas de la época contar con materiales planos y fáciles de dibujar, pintar o escribir distintos caracteres. En Egipto y en China se encontraron papiros realizados con pulpa de madera o cañas que aun hoy se conservan en perfecto estado a pesar de haber transcurrido miles de años.
El papel tiene la particularidad de ser uno de los productos de la madera que se sigue utilizando teniendo en cuenta que otros materiales sintéticos intentan desplazarlo. Los diarios, las revistas, libros, afiches, carteles, envoltorios, documentos públicos, anotadores, agendas, cuadernos, papel higiénicos, servilletas, manteles, cajas y otros miles de productos más tienen al papel y al cartón como materia prima indispensable.
Las bobinas que se utilizan para la impresión de los billetes de dólar estadounidenses tienen una proporción de pulpa de papel y otra de algodón con aplicaciones de fibras sintéticas que lo hace más resistente al uso cotidiano. En el presente las fábricas que fabrican pulpa de papel tienen sistemas que cuidan el medio ambiente depurando las grandes cantidades de agua que utilizan para elaborar sus productos partiendo de las virutas de troncos de maderas. Las grandes cadenas de supermercados están reemplazando a las bolsas de polietileno –que son difíciles de degradarse– por bolsas de papel que se degradan fácilmente no ocasionando contaminaciones ambientales y que a la vez pueden reciclarse.