El teatro es un arte que se mantiene a pesar de las nuevas representaciones artísticas difundidas por el cine y la televisión. La presencia del artista sobre el escenario tiene una magia imposible de reemplazar por otras expresiones. El artista de teatro tiene que aprender y ensayar su participación de forma perfecta por no tener la posibilidad de repetir la escena representada como se puede hacer en las películas de cine o en los capítulos de las series televisivas gravadas previamente a la edición. Los teatros de Grecia y de Roma eran construcciones socavadas en accidentes naturales del terreno con forma de olla profunda a las cuales se les agregaban escalinatas de piedra que oficiaban de plateas. El escenario era abierto con pocas posibilidades de cambio de escenografías y sin telones, el ángulo de visión era amplio a diferencia de los teatros de la actualidad de visión cerrada con un ángulo de 45 grados.
En el presente todos los teatros del mundo tienen similitud en cuanto a sus formas con las diferencias de tamaño y cantidades de plateas y palcos. Hay teatros con capacidad de 200 espectadores y otros de mayor envergadura que pueden llegar a tener hasta 3.000 asistentes –El teatro Lido de Paris, Francia tiene una capacidad de 1000 espectadores-.
La acústica del teatro es de mucha importancia teniendo en cuenta que las voz de los actores o cantantes son naturales y no tienen –en la mayoría de los casos- micrófonos o parlantes que amplíen el sonido. Las partes vitales del teatro son el escenario de fondo profundo y boca ancha, proscenio, foso de orquesta, bambalinas, sistemas de cambios rápidos de escenografías, telones livianos y pesados y el sector de público con plateas y palcos comunicados por amplios pasillos.