Las escuelas de arte de la antigüedad obligaban a sus alumnos de dibujo a tener una idea exacta de la anatomía y de cada uno de los huesos y músculos del cuerpo humano para que los dibujos realizados fueran una representación perfecta de la realidad. Los dibujos realizados por el arquitecto, dibujante y escultor Miguel Ángel Buonarroti en los años 1485 son un ejemplo de la perfección descriptiva de los dibujos del cuerpo humano.
Las pinturas realizadas en la famosa Capilla Sixtina de Roma fueron antes dibujos donde cada detalle estaba estudiado a la perfección antes de plasmarse en la cúpula que aun hoy pasados más de 500 años lucen con todo su esplendor. Las escuelas que se especializan en los dibujos basan sus enseñanzas de forma clásica con muñecos articulados que deben ser copiados para luego darles la forma de humanos en distintas posiciones.
Los rostros tienen una métrica determinada con pequeñas diferencias de altura entre las líneas de los ojos y la boca que sirven de referencia para ubicar el pabellón de las orejas. Los primeros dibujos encontrados en las cavernas y cuevas tienen figuras vistas de perfil técnica también utilizadas por los egipcios en el interior de las pirámides y templos.
Un buen dibujante es el puede realizar un diseño sin copiar la imagen de ningún lado dependiendo solamente de la que tiene registrada en su imaginación. Retener las imágenes en la mente es el secreto del artista que no necesita de ver una determinada figura para dibujarla a la perfección.