Las programaciones en cualquier campo que se apliquen tienen un estilo determinado. Las enseñanzas de los colegios primarios, secundarios y terciarios técnicos y en las especialidades de las universidades hay una renovación constante en los programas dictados. Los estilos de programación no solo son potestad de los establecimientos educativos, en otras áreas también se programa para lograr eficiencia y calidad. Los estilos de programación dictados por las normas internacionales marcan de forma precisa como se debe trabajar para lograr las calificaciones correspondientes. Los productos elaborados y los procedimientos cuentan con una programación para cada paso del proceso productivo.
“Aprender viendo, aprender escuchando y aprender haciendo”, es una mecánica aplicada dentro de las programaciones normales, con estas tres sencillas directivas se puede lograr llegar al máximo de eficiencia que es de vital importancia en estos momentos tan competitivos, donde la eficacia en los estilos de programación significa reducción de costos, mayor producción y más ganancia. Dentro de los estilos eficaces de los programas sistemáticos aplicados la reflexión, la teoría, el pragmatismo y la actividad intensa tienen importancia fundamental para lograr las metas anheladas.
Los estilos de programación no son generales y para todas las actividades por igual, las diferencias se pueden establecer de acuerdo al tipo de actividad, la capacidad económica y financiera de la empresa, la posibilidad de aumentar la producción con el mismo personal y la misma maquinaria optimizando las funciones y reduciendo costos.
Hay empresas que solicitan el asesoramiento de técnicos profesionales para que les confeccionen un programa apropiado con los mismos recursos para aumentar la calidad y capacidad de producción.