En las excavaciones de los grandes monumentos como las pirámides de Egipto y los templos de México y Perú se encontraron coincidencias notables por más que esas culturas no tenían en esos tiempos comunicaciones entre sí. Esas coincidencia están basadas en las cimentaciones de concreto ciclópeos realizados para sustentar grandes estructuras. Los concretos ciclópeos de esos tiempos no difieren en mucho con los de la actualidad donde grandes bloques de piedras con mezclas de argamasa formaban parte de los encadenados subterráneos de donde partían los muros. Estas sustentaciones eran tres o cuatro veces el ancho de los muros que debían sostener y en el caso de torres o pirámides los concretos ciclópeos ocupaban toda la base de la estructura.
Hay concretos ciclópeos que son la base inferior de las zapatas de concreto con acero de los grandes puentes e inclusive la parte sólida de gruesos paredones de terraplenes contenedores de la tierras. Hay construcciones ciclópeas que en la actualidad se utilizan en las playas de mares de mucho oleaje para romper con la marea.
Esta construcciones no llevan argamasa intermedia solamente se colocan los grandes peñascos encastrados unos con otros de forma de paredón recto o en forma semicircular como protección de las playas. Las construcciones ciclópeas son habituales en las zonas rocosas o de montaña donde se pueden obtener las grandes piedras de forma natural. En la actualidad también se denomina concreto ciclópeo a las cimentaciones de piedras chicas mezcladas con cemento y arena. Las piedras pueden ser pedregullo, ripio, piedra partida, granza, bolitas de materia volcánica o cerámicas que remplazan a las grandes piedras utilizadas en la antigüedad.