La arquitectura minimalista es sorprendentemente bella por lo austero de sus formas y el concepto de avanzada en los estilos libres de elementos superfluos muy habituales en los de las tendencias clásicas y barrocas. El minimalismo no solo se aplica en la estética exterior de las propiedades, el interior y también los muebles que equiparan la casa tienen armonía con el estilo definido como libre de ornamentos.
Las características del minimalismo se pueden definir en los siguientes puntos: Abstracción. Uso literal de los materiales. Producción y estandarización industrial. Austeridad o ausencia total de ornamentos. Precisión en los acabados. Sencillez. Concentración. Reducción y síntesis. Geometría elemental rectilínea. Orden y estética. Purismo elemental y estructural.
El minimalismo está muy influido por las tendencias tradicionales japonesas de simplicidad y austeridad de forma y colores. El denominado arte concreto que solo tiene líneas y colores puros equilibrados con distintas figuras geométricas puede bien emparentarse con el estilo minimalista en la arquitectura. Los planos contrapuestos y los espacios libres de ornamentos hacen que las formas del minimalismo sean agradables a la vista por su simpleza de formas.
Entre otros famosos cultores de esta tendencia nobel de la arquitectura podemos mencionar a Hiroshi Naito, Rudi Riccioli, John Pawson, Souto de Moura y Tadao Ando.
El minimalismo se expandió de la arquitectura a la pintura, la escultura y la música. Cuando las expresiones son austeras, simples y definidas se las puede denominar minimalistas. En definitiva el minimalismo es cualquier cosa que se haya reducido a lo esencial y totalmente despojada de todos los elementos sobrantes e innecesarios.